La era del cinematógrafo: los primeros años del cine mexicano
- Filmfellas Club
- 14 abr 2017
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La historia del cine mexicano es quizás una de las más documentadas del mundo. El trabajo incansable de investigadores como Emilio García Riera, Eduardo de la Vega Alfaro, Aurelio de los Reyes, Gabriel García, Julia Tuñón, Gustavo García, Patricia Torres San Martín y Rafael Aviña, entre otros, ha permitido documentar paso a paso el desarrollo de nuestro cine desde la primera función del cinematógrafo hasta los estrenos más recientes. Cabe destacar que la producción cinematográfica mexicana es una de las más destacadas de América Latina, aunque como industria mantiene un perfil irregular desde el fin del periodo conocido como Época de Oro del Cine Mexicano, etapa en la que la industria mexicana logró su mayor penetración internacional (predominantemente en América Latina y en España).
A partir de la llegada del cine a México, comenzaron a aparecer los primeros realizadores mexicanos y extranjeros, y el cine nacional fue evolucionando desde las vistas iniciales, y alcanzó un nivel técnico y creativo considerable durante la década siguiente que muy pocas veces es analizado a fondo. Razón por la cual, aquí en Film Fellas Club decidimos indagar un poco más en los primeros años del cine mexicano y descubrir cómo fue evolucionando poco a poco el séptimo arte en México.
La llegada del cine a México
El cine llegó a México casi doce meses después de su aparición en París. La noche del 6 de agosto de 1896, el presidente Porfirio Díaz, su familia y miembros de su gabinete presenciaban asombrados las imágenes en movimiento que dos enviados de los hermanos Lumière proyectaban con el cinematógrafo en uno de los salones del Castillo de Chapultepec. México fue el primer país del continente americano que disfrutó del nuevo medio, ya que la entrada del cinematógrafo a los Estados Unidos había sido bloqueada por Thomas Alva Edison, aunque se rumorea que debido a que Don Porfirio, o bien su gobierno, tenía una buena amistad con el gobierno de Francia en ese momento, los padres del cine prefirieron a México para que fuera el primer país americano en presenciar este medio.
Los pioneros del cine mexicano
Entre los primeros pioneros del cine mexicano estuvieron los franceses, Claude Ferdinand Von Bernard y Gabriel Veyre, los proyeccionistas enviados por Louis y Auguste Lumière a México, quienes además trajeron el invento al país por invitación de Don Porfirio Díaz. . El mismo año que Bernard y Veyre llegaron a México, filmaron “El presidente de la república paseando a caballo” en el bosque de Chapultepec y otros 35 cortometrajes en la capital, Guadalajara y Veracruz. Uno de los filmes de los realizadores franceses, titulado “Un duelo a pistola en el bosque de Chapultepec”, causó conmoción, ya que la gente no diferenciaba aún la realidad de la ficción. Los primeros realizadores mexicanos fueron el ingeniero Salvador Toscano (desde 1898), Guillermo Becerril (desde 1899), los hermanos Stahl y los hermanos Alva (desde 1906) y Enrique Rosas. En 1898 se presentó, en la Calle del Espíritu Santo, el aristógrafo, aparato inventado por el mexicano Luis Adrián Lavie que perfecciona los fallidos intentos de otros inventores por proyectar imágenes en relieve. Ese mismo año se inició como realizador el ingeniero Salvador Toscano, quien se había dedicado a exhibir películas en Veracruz. Su labor es una de las pocas que aún se conservan de esa época inicial del cine. En 1950, su hija Carmen editó diversos trabajos de Toscano en un largometraje titulado “Memorias de un mexicano” (1950). Toscano testimonió con su cámara diversos aspectos de la vida del país durante el porfiriato y la Revolución Mexicana. Inició, de hecho, la vertiente documental que tantos seguidores ha tenido en México.
Los primeros filmes mexicanos
En 1906, Enrique Rosas produjo el primer largometraje mexicano, titulado “Fiestas presidenciales en Mérida”, un documental sobre las visitas del presidente Díaz a Yucatán. En 1907, el actor Felipe de Jesús Haro realizó la primera cinta ambiciosa de ficción filmada en “México: El grito de Dolores o La independencia de México” (1907). El mismo Haro interpretó al libertador Miguel Hidalgo y escribió el argumento. La película se exhibió, casi obligatoriamente, cada 15 de septiembre hasta 1910. Otros filmes de ficción de esa época fueron: “El san lunes del valedor o El san lunes del velador” (1906), cinta presumiblemente cómica dirigida por Manuel Noriega; “Aventuras de Tip Top en Chapultepec” (1907), cortometraje del ya mencionado Haro; “El rosario de Amozoc” (1909) primer filme de ficción de Enrique Rosas; y “El aniversario del fallecimiento de la suegra de Enhart” (1912) de los hermanos Alva, el más antiguo filme de ficción del cual todavía se conservan copias. Esta cinta es una comedia interpretada por los actores Vicente Enhart y Antonio Alegría, cómicos del Teatro Lírico, que muestra una marcada influencia francesa en su estilo de realización.
El cine mexicano durante la revolución
La revolución marcó un gran paréntesis en la realización de filmes de ficción en México. Con la finalización oficial del conflicto, en 1917, pareció renacer esta vertiente cinematográfica, ahora en la modalidad del largometraje. En 1917, la principal importación de filmes hacia México provenía de Europa. Estados Unidos no terminaba de afianzarse como un gran centro productor cinematográfico, aunque Hollywood ya comenzaba a perfilarse como la futura Meca del cine. Además, las relaciones tirantes entre México y Estados Unidos, junto con la imagen estereotipada del “mexicano bandido” en muchos de los filmes norteamericanos, provocaba un rechazo, tanto oficial como popular, hacia muchas de las películas estadounidenses de la época. Francia e Italia fueron los patrones a seguir para la “reinauguración” del cine mexicano de ficción en 1917. Ese año se estrenó en México “El fuego” (Il fuoco, 1915) filme italiano interpretado por Pina Menichelli, actriz que logró gran popularidad en México y que introdujo el concepto de “diva” del cine, anteriormente sólo utilizado para el teatro o la ópera.
El primer filme oficial de México o el cine mexicano después de la revolución
“La luz, tríptico de la vida moderna” (1917) es el título del primer largometraje “oficial” del cine mexicano. El adjetivo “oficial” se debe a que pocos autores reconocen el trabajo de los yucatecos, Carlos Martínez de Arredondo y Manuel Cirerol Sansores, quienes un año antes filmaron “1810 ó ¡Los libertadores de México!” (1916) el que probablemente sea el primer largometraje de ficción nacional. Otros filmes famosos de esta primera época de oro fueron: En defensa propia (1917), La tigresa (1917) y La soñadora (1917), producidos todos por la Compañía Azteca Films. Esta firma, fundada por la actriz Mimí Derba y por Enrique Rosas, constituyó la primera empresa de cine totalmente mexicana. Probablemente Derba haya sido la primera directora de cine nacional.
El cine mudo mexicano
Cuando terminó la revolución, decenas de nuevas películas mudas fueron producidas. Sin embargo, la industria del cine mexicano estaba siendo cuestionada por la falta de apoyo del gobierno y la promoción de Estados Unidos para servicios de alta calidad a precios reducidos. Los temas que han acompañado a la cinematografía mexicana nacieron también en los años de 1917 a 1920. “Tepeyac” (1917), filme que relacionaba extrañamente las apariciones de la Virgen de Guadalupe con el hundimiento de un barco en el siglo XX, fue filmado por Fernando Sáyago. “Tabaré” (1917) de Luis Lezama, que guarda una estrecha relación en su argumento con filmes como “Tizoc: Amor Indio” (1957): el indio que se enamora de la rica heredera de piel blanca. Durante este periodo, las primeras empresas de producción cinematográfica se comenzaron a gestar, como Azteca Film de Mimí Derba, Enrique Rosas y Pablo González, que en 1917 filmó cinco largometrajes. La distribución de películas aun recaía a veces en manos de una sola persona y la exhibición era controlada por la localidad en cuestión: el cine nacional aún continuaba siendo muy regional. Finalmente llega “Santa”, la prostituta creada por el escritor Federico Gamboa, que hizo su primera aparición cinematográfica en la cinta dirigida por Luis G. Peredo en 1918, con la actriz Elena Sánchez Valenzuela como protagonista. Mención especial merece “El automóvil gris” (1919), sin lugar a dudas el filme más famoso de la época muda del cine mexicano. Filmado por Enrique Rosas, el filme en realidad no es tal; es una serie de doce episodios que cuenta las aventuras de una famosa banda de ladrones de joyas que se hizo célebre en la ciudad de México hacia 1915. La película fue estelarizada por María Tereza Montoya, actriz que gozaba de inmensa popularidad y reputación en el teatro latinoamericano.
Los primeros pasos del medio cinematográfico mexicano
Para 1919 se habían suavizado las fricciones con el vecino del norte, y el cine hollywoodense comenzaba a conquistar mercados en todo el mundo. La década de 1920 a 1929 fue testigo de la transformación del mundo. La Primera Guerra Mundial había alterado radicalmente los valores de gran parte de la sociedad, y la gente trataba de olvidar el horror vivido hasta 1919. En los “alegres veintes” nacieron la radio, el jazz y las faldas cortas, así como el fascismo, el nazismo y la depresión económica norteamericana. Las historias mostradas en pantalla habrían de madurar en sus temáticas y tratamiento, hasta que el espectador mexicano simpatizara con su propio cine que ya no sólo retrataba su imagen visual, sino también su sentir y tradicionalismo, de origen, muy apegado a las temáticas rancheras y campiranas. Hablando del terreno de la producción y los contenidos, se debe decir que se dio la búsqueda de una temática nacional, así, se pasó del paisajismo y los documentales políticos y populares a las historias universales, nacionales y al retrato de los temas de “rancho”, que tanto éxito tuviera en nuestro país. En 1927 el cine habló por primera vez. “The Jazz Singer” (1927), de Alan Crossland, se convirtió en la punta de lanza de una novedad cinematográfica: el sonido. A partir de ese momento, el cine apostó todo a las palabras y a la música, inaugurando una nueva era en su historia. Después de 1920, el cine mexicano mantuvo una carrera dispareja en contra de la creciente popularidad del cine hollywoodense. Los nombres de Rodolfo Valentino, Tom Mix y Gloria Swanson competían, con gran ventaja, contra los de Carlos Villatoro, Ligia Dy Golconda y Elena Sánchez Valenzuela, por el gusto del público mexicano. En general, muy poco se puede rescatar del cine mudo mexicano de los veinte. Quizás lo más importante de esa década para nuestro cine fue la preparación que obtuvieron distintos actores, directores y técnicos mexicanos en el cine de Hollywood. Actores mexicanos como Ramón Novarro, Dolores del Río y Lupe Vélez se cotizaron como grandes estrellas en el Hollywood de los años 1920. Entre los directores, Fernando de Fuentes, Emilio Fernández, Roberto y Joselito Rodríguez recibieron su educación cinematográfica en Hollywood. De esta manera, el cine mexicano se preparaba para lo que sería la época de oro.
La llegada del sonido a México
A pesar de que el sonido se incorporó al cine en 1927, en México no fue hasta que el director Miguel Contreras Torres filma el largometraje “El Águila y el Nopal” (1929), con las actuaciones de Joaquín Pardavé y Roberto Soto. Anteriormente, Gustavo Sáenz de Sicilia filmó La boda de Rosario (1929), Ángel E. Álvarez dirige el documental de aviación Alas de la gloria (1929) y el director Charles Amador dirige y produce el cortometraje “El Inocente” (1929), con las actuaciones de Emilio Tuero y Adela Sequeyro, todas ellas películas sonorizadas en sistema Vitaphone y que fracasan en su exhibición pública. Meses más tarde, el director Rafael J. Sevilla filma “Más fuerte que el Deber” (1930) en Vitaphone y también fracasa su exhibición por impericia de los técnicos en el manejo de la sincronización del sonido con las imágenes, Miguel Contreras Torres y Roberto Turnbull sonorizan, en febrero de 1930,”La Toma de Protesta del presidente Pascual Ortiz Rubio”, igualmente Contreras Torres dirige “Soñadores de la Gloria” (1930) coproducción sonora méxico-norteamericana, en locaciones de Marruecos; hay que tener en cuenta el cortometraje “Zitari” (1931), de Miguel Contreras Torres, parcialmente sonorizado y la película sonora Contrabando (1931) con los actores Virginia Zuri y Ramón Pereda. En 1931, se realizó la primera cinta sonora mexicana exitosa con sonido óptico: una nueva versión de Santa, dirigida por el actor español Antonio Moreno, interpretada por Lupita Tovar, con música de Agustín Lara y filmada con el sistema sonoro mexicano. Estrenada en marzo de 1932 en el Cine Palacio de la Ciudad de México. “Santa” fue la primera película mexicana que incorporó la técnica del sonido directo, grabado en una banda sonora paralela a las imágenes en la misma película. Esta técnica fue creada en 1929 por el ingeniero en electrónica José de Jesús Rodríguez Ruelas, conocido como Joselito Rodríguez, que inventó un aparato de grabación de sonido óptico para cine muy ligero y práctico. El invento se bautizó con el nombre de Rodríguez Sound Recording System y revolucionó el embrionario sistema para obtener la sincronía perfecta entre la imagen y el sonido en el cine. Es el tercer equipo del mundo que consiguió el registro óptico sonoro para películas. Entre otras innovaciones, resultó ser el primer equipo portátil del mundo, sólo 6 kg (12 libras) que, comparado con los existentes de 90 kg (200 lb), peso promedio, por sus dimensiones, aparentaba ser un fallido intento más. En la actualidad (siglo XXI), se graba el sonido análogo bajo principios similares a los descubiertos por el ingeniero Joselito Rodríguez. Su invento ayudó a crear gran parte de las Normas Internacionales para la Grabación del Cine. Esta empresa adquirió unos estudios de cine existentes desde 1920 y se estableció como la compañía de cine más importante del país. La decisión de “importar” a casi todo el personal de la filmación se hizo con la idea de asegurar el éxito financiero de la película. El cine sonoro dio a México la oportunidad de volver a ser un líder cinematográfico importante. En pocos años, la industria fue la creación de sus propios estilos y recibir apoyo a nivel nacional. Este crecimiento continuó hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
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